Hace un par de meses, John Melt, el guapo e inteligente estadounidense de 23 años, pasaba por donde ocurrió la catástrofe del 11S sucedido en Nueva York.
Mientras paseaba por lo pocos escombros que todavía quedan, encontró una cartera vacía en la que sólo contenía una carta que decía:
Es septiembre de 2001, soy muy afortunada de estar aquí en Nueva York. Hoy es mi primer día en mi nuevo trabajo y estoy muy nerviosa. Espero que las vistas sean tan buenas como me lo he imaginado tantas veces.
Por fin llega el momento del almuerzo, ¡qué sorpresa! mi hermana ha venido a verme y nos vamos a almorzar. Al cruzar la calle, comenzamos a ver a la gente gritando y aterrorizada. Algo increíble está sucediendo, todo el mundo se encuentra en estado de shock. Todo lo que parecía estar prohibído se hacía realidad.
De repente no puedo respirar y hay humo por todas partes. Estamos tan asustados que no sabemos que hacer. Todo lo que sé es que un avión se ha estrellado en las Torres Gemelas.
Cuando quiero saber donde esta mi hermana no la encuentro, la he perdido de vista...
Este fue el peor día de mi vida, y nunca lo olvidaré.
De repente no puedo respirar y hay humo por todas partes. Estamos tan asustados que no sabemos que hacer. Todo lo que sé es que un avión se ha estrellado en las Torres Gemelas.
Cuando quiero saber donde esta mi hermana no la encuentro, la he perdido de vista...
Este fue el peor día de mi vida, y nunca lo olvidaré.
A John Melt le perdía la curiosidad por saber dónde estaría aquella mujer de la carta y qué habría sido de ella. Tras varios meses de búsqueda, la encontró en Nigeria. Su elección fue dedicarse a las personas. Hasta ahora sigue ahí. Ella eS bajita, los ojos azules, la nariz redonda y tenía una sonrisa muy pequeña con la que transmitía mucho. Una persona muy savia y calmada.
Para John Melt era una heroína, la clase de persona que te cambia la vida, y a él se la había cambiado. Ella volvió a releer la carta, aquella que conmovió a tantas personas, y afirmó que fue el peor día de su vida.
